lunes, 13 de diciembre de 2010

La idea del primer automóvil consistía en un generador esférico de vapor, bajo el cual iba un hornillo y todo ello montado en un carruaje con cuatro ruedas.

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La invención de la máquina de vapor, hacia el fin del siglo XVII , revivió las especulaciones sobre las posibilidades de volar y de dar propulsión a vehículos, proponiéndose muchas interesantes y curiosas sugestiones acerca de la resolución de estos problemas. Un lencero inglés, llamado Francisco Moore, inventó un vehículo automóvil, en 1769, y estuvo tan seguro de su buen éxito, que él y muchos de sus amigos vendieron sus caballos. Pero Watt no fue tan entusiasta acerca del uso de la máquina de vapor para los vehículos, y parece que desanimó a los que se proponían resolver este problema. Hancock invento una ingeniosa caldera que podía resistir altas presiones, y que era muy sólida y manejable. En 1834, desde agosto hasta noviembre, Hancock hizo funcionar sus dos carruajes a vapor, llamados La Era y La Autopsy, entre Londres y Paddington, llegando a trasladar, en conjunto, cerca de 4.000 pasajeros y marchando a la velocidad de 32 kilómetros por hora. Alejandro Gordon, que escribió en 1832, habla de calderas para locomotoras para carreteras, que funcionaban a presiones tan elevadas como 200 libras por pulgada cuadrada, y máquinas que daban una potencia de 30 caballos de vapor, construidas para este servicio. También describe condensadores toscos, para condensar el vapor que había sido utilizado en la máquina de las locomotoras para carreteras, de tal modo, que pudiese volver a la caldera, anticipando así el tipo más avanzado de las máquinas de tiempos posteriores. El coque fue el combustible casi exclusivamente empleado. El concepto de estos precursores respecto a cómo un automóvil debe construirse era muy distinto del tipo que nos es familiar hoy día. Ellos pensaron, naturalmente, en un carruaje parecido a los vehículos arrastrados por caballerías, tal como los que se usaban en su tiempo, pero con un motor en lugar del caballo; y hasta el año 1900 esta idea subsistió, Pero, en 1900 los rasgos principales de la máquina moderna comenzaron a surgir de aquel estado caótico. El motor aparece delante del conductor y en lo alto del bastidor; las ruedas son más bajas y los neumáticos de uso universal. El pescante del antiguo cochero comienza a desaparecer; el motor es conectado con el eje por medio de una cadena; pero todo esto se transformó en seguida en el método directo de conducción actual, y las numerosas mejoras y refinamientos que han hecho al automóvil tan seguro y tan fácil de manejar ahora, comenzaron a aparecer entonces en rápida sucesión. En tanto que cualquier pieza de un aparato está en la fase de desarrollarse, perfeccionarse y, por lo tanto, cambiar, no es económicamente posible fabricar dichas piezas en grandes cantidades, porque no compensan los gastos necesarios para construir herramientas especiales y cuanto es necesario para producción en grande escala. Por lo tanto, mientras el automóvil estuvo en un período experimental, y durante la fase de rápido desenvolvimiento, las operaciones referentes a su fabricación se efectuaron en gran parte a mano.

Hacia los años 1930s , sin embargo, se hizo bien visible que la forma general del automóvil había llegado a quedar suficientemente estabilizada para poder garantizar la producción en grandes cantidades, con la consiguiente reducción de precios y de aumento en el número de los compradores.